La Rosa de los Sueños
En un pequeño pueblo rodeado por montañas misteriosas, vivía un joven llamado Adrian. Un hombre común con una vida tranquila, pero su corazón latía con fuerza por un amor que nunca había conocido. Desde niño, había escuchado a los ancianos del pueblo hablar de una rosa mágica que crecía en un rincón olvidado del bosque, una flor que solo se mostraba a aquellos que eran dignos de su belleza. Los relatos decían que la rosa era la clave para conocer el amor verdadero, y aunque Adrian no creía en historias de magia, algo dentro de él le decía que debía encontrarla.
Un día, mientras paseaba por el bosque en busca de algo que le diera propósito, se encontró con un misterioso sendero cubierto de niebla. Intrigado, siguió el camino, y pronto la niebla se despejó, revelando un jardín oculto, repleto de flores de colores nunca antes vistos. En el centro, destacaba la rosa pequeña de la que tanto había oído hablar, su pétalo principal parecía roto, como si algo o alguien le hubiera arrancado una parte esencial. Sin embargo, su belleza seguía siendo incomparable, como si la flor estuviera resistiendo alguna magia oscura.
Al acercarse, Adrian escuchó una suave voz en el aire, como un susurro de viento: «Si deseas conocer el amor verdadero, debes ofrecer algo de tu propio ser.» Era la voz de la rosa, que en realidad no era una flor común, sino una entidad mágica que conectaba los destinos de aquellos que la encontraban.
Desesperado por comprender y deseando, más que nunca, conocer a su amada, Adrian decidió hacer lo que le pedía. «Dime, ¿qué debo hacer?» preguntó. La rosa le respondió: «El amor verdadero no es solo un sentimiento, es sacrificio y valentía. Entrega algo que te duela perder.»
Adrian dudó, pero no podía rechazar la oportunidad. Decidió ofrecer su mayor tesoro: su corazón lleno de sueños y su pasión sincera por un amor que aún no había encontrado. Al hacerlo, la rosa comenzó a brillar con una luz radiante, y un extraño portal se abrió en el aire. La mágica rosa lo había transportado a otro mundo, un reino de luz y sombras, donde la figura de una mujer misteriosa y hermosa apareció ante él.
Ella era Isabella, la princesa de este reino, quien había estado esperando por él, su alma gemela, durante siglos. Isabella le explicó que el amor verdadero, tal como lo había leído en los antiguos libros de los sabios, no solo era un sentimiento, sino un vínculo mágico forjado a través de sacrificios y pruebas. Ella había sido la flor robada, y ahora, reunidos, podrían completar el ciclo de amor y magia que nunca debió haberse roto.
Juntos, Adrian e Isabella, enfrentaron pruebas de valentía y sacrificio, donde la distancia entre ellos parecía infinita y las fuerzas oscuras intentaban separarlos. Sin embargo, el amor que Adrian había sembrado en su corazón y el sacrificio que había hecho lo hicieron más fuerte que cualquier magia oscura. Finalmente, después de vencer todas las pruebas, Isabella y Adrian se unieron en un amor eterno que floreció como la rosa.
El reino brilló con una luz nueva y la flor, al fin completa, se dejó ver por el mundo, recordando a todos que el amor verdadero siempre es más fuerte que cualquier obstáculo. Adrian había encontrado a su morenita preciosa, su tristeza y alegría, y juntos vivieron felices, sabiendo que su amor era más real que cualquier fantasía.
Mauricio Jomma